
LA PESCA DEL CORVALLO: Su pesca premeditada no resulta sencilla, pues no suele ser un pez abundante ni fácil de pescar por sus hábitos crepusculares. En todo caso, es ésta una especie casi exclusiva del surf casting, siendo capturada con frecuencia en su estado juvenil en la pesca nocturna desde playa, mezclada entre verrugatos y roncadores. Cuando hay roca cerca y ha habido un fuerte temporal, es posible tentarla de día con grandes posibilidades de capturar algún gran ejemplar (o varios, pues es un pez que se desplaza en grupos), aunque en esas condiciones seguramente será el sargo la pieza más común: En el caso de pretender su pesca habiendo una mar poco revuelta y de agua clara, será condición indispensable esperar a la llegada de la noche, buscando preferiblemente losas planas o árenas algo despejadas entre un lecho rocoso de grandes desniveles. Ante tan correoso rival y en este tipo de escenarios, no queda más remedio que echar mano de las líneas algo gruesas y de los anzuelos fuertes, usando además un único bajo, pues usando un paternóster con tres anzuelos correríamos el riesgo de perder alguna pieza por haberse trabado en la roca alguno de los anzuelos libres. Su picada es extremadamente brusca, arqueando con fuerza el puntal de la caña. Presenta una dura lucha, buscando el refugio de las rocas.
ALIMENTACIÓN: El corvallo es un pez relativamente voraz, capaz de predar sobre todo tipo de invertebrados (especialmente gusanos, crustáceos y moluscos sin concha) e incluso sobre pequeños pececillos, aunque se muestra oportunista, pudiendo adquirir hábitos alimenticios carroñeros. Amante de la oscuridad, difícilmente se alimenta a la luz del día, salva en condiciones de mala mar, cuando la turbidez extrema del agua le da confianza.
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